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Cómo reaccionar cuando tu hijo te desafía

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Todos quienes somos padres hemos enfrentado alguna vez una situación de desafío de parte de nuestros hijos; incluso los niños más dulces y obedientes, llegan en algún momento a rebelarse, negándose a hacer algo, contestando mal o simplemente ignorando una orden.

No debemos olvidar que decir NO también es parte importante de la vida y del proceso evolutivo de los niños, (principalmente de los 2 a los 6 años y más tarde en la adolescencia) y una manera de probar hasta donde pueden llegar. Por supuesto depende del temperamento de cada niño, la frecuencia, la intensidad y las reacciones posteriores a cada situación. Pero es importante saber reaccionar ante esa situación. Te explicamos cómo reaccionar cuando tu hijo te desafía.

Los eventos que hacen que los niños o adolescentes desafíen a sus padres pueden ser muy variados e ir desde la negativa a acciones tan simples como bañarse, vestirse, recoger su habitación, saludar a alguien, hacer sus deberes escolares o del hogar, salir de casa o de un lugar donde la estén pasando bien, hasta cuestionar sus decisiones y mostrarse abiertamente hostiles.

Aquí lo verdaderamente importante no es el desafío, sino la reacción de los padres, ya que de esto dependerán en gran medida, las futuras conductas que sus hijos presenten ante situaciones similares.

A continuación, algunas estrategias para responder de la mejor manera ante estas situaciones:

1. Anticiparse: Hay algunas situaciones que de antemano sabemos que pueden generar una reacción negativa en nuestros hijos; anticiparnos a ellas puede evitar el reto o por lo menos la intensidad de la reacción. Por ejemplo, si está divirtiéndose en una fiesta, podemos avisarle que en un rato más tendrá que despedirse para que se vaya haciendo a la idea; si la tarea genera conflicto, podemos hacer un horario con él, y una vez que salga del colegio, repasar el orden en que hará sus actividades de la tarde recordándole que lo divertido que vendrá después.

2. No tomarse todo personal: Muchos padres sienten que la negativa de sus hijos ante una orden es una señal de reto que busca directamente sacarlos de sus casillas. En la gran mayoría de las ocasiones esto no es así; su negativa no tiene que ver con nosotros, simplemente con ellos mismos y sus deseos. Tener en mente esto, nos ayuda a no engancharnos y sobre-reaccionar.

3. Ser firmes y mantener la calma: Si perdemos la calma y empezamos a alterarnos y a alzar la voz, únicamente generaremos una situación aún más complicada. No debemos perder de vista que los adultos somos nosotros; debemos mantener un tono de voz y una actitud tranquila y firme.

4. No darles muchas explicaciones: Hay padres que intentan desesperadamente “convencer” a sus hijos en plena crisis de los motivos de la orden, sin embargo, en muchas ocasiones, los niños aun sabiéndolo se mantienen en su negativa. Está bien dejar claro una vez el motivo (que muchas veces ellos ya conocen), pero una vez hecho esto, no hay que seguir intentando convencerles, sino llevarlos a la acción. Por ejemplo, con los más pequeños, si no quieren recoger sus juguetes, podemos tomarlos de la mano y junto a ellos empezar a recogerlos (aunque lloren y se resistan), o acompañarlos a lavarse los dientes o a cambiarse de ropa, en vez de esperar a convencerlos de hacerlo solos.

5. Tratar de ponerte en su lugar: Tratar de entender lo que les molesta, nos puede ayudar a mantenernos en control y saber cómo manejarlos.

6. Cambiarles la jugada: Normalmente hay situaciones y desafíos a los que respondemos siempre igual; parece ser como una puesta en escena que se repite día tras día. Ellos saben en que terminará y aun así no se detienen. Trata de hacer algo que no se esperen, como distraerlos súbitamente con otra cosa y ya que estén más calmados volver al tema.

7. No querer tener siempre la última palabra: No siempre negociar con nuestros hijos, significa perder el control. Puedes hacerlos creer que han ganado, pero al final harán lo que esperas. Por ejemplo, si te piden 10 minutos más para ir a cenar o apagar la televisión, puedes ceder y evitar una situación de gritos y sombrerazos que al final te llevará mucho más de los 10 minutos que te pidió.

8. Consecuencias lógicas y consistentes: Una vez que la situación se salió de control debes establecer una consecuencia lógica a la falta y ser consistente en que se cumpla. No olvides que la intensidad de las consecuencias debe ser siempre similar ante las mismas faltas.

9. Reforzar los buenos comportamientos: Siempre que tu hijo te sorprenda con una buena actitud ante algo que no le es precisamente divertido hacer, hazle saber que aprecias su esfuerzo y le agradeces que lo realice con buena actitud.

Los desafíos son parte del proceso de crecer, no van destinados a hacerte perder la razón (aunque lo parezca), mantente objetivo y bajo ninguna circunstancia pierdas el control de la situación.

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