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La mayor parte de los niños pequeños, al comenzar con la rutina del colegio, sufren de un cansancio extremo que no nos podemos explicar. Lo cierto es que, en el colegio, la estimulación es máxima, y por tanto el niño está gastando una energía inmensa en mantener su atención y procesar todo lo que ocurre a su alrededor.
Al final de la jornada, cuando el niño llega de nuevo a casa, después de aprovechar los últimos coletazos del verano y corretear y trepar en el parque, los pequeños están exhaustos y a la mayoría de los padres les cuesta un gran trabajo conseguir que aguanten hasta la hora de la cena, sobre todo si cenan después del baño. Te explicamos cómo ayudar los niños que no quieren cenar por cansancio.
Para evitar que el niño se quede dormido con el estómago vacío podemos adoptar varias medidas, que muy probablemente no sean permanentes, pero que nos ayuden a sobrellevar el inicio de la etapa escolar de nuestro pequeño.
1. Adelantar la hora de la cena: Es más que probable que el niño acepte gustoso la idea de acostarse más temprano, pero para ello debemos adelantar la hora de la cena para que no se vaya con el estómago repleto y sin comenzar la digestión. En muchos casos esto no es posible, sobre todo si los padres tienen una jornada laboral larga y se intenta disfrutar de una cena en familia, por lo que habrá que decantarse por otras opciones más viables.
2. Modificar la hora del baño: Posponer el baño hasta después de la cena puede ayudar a que el niño este mas espabilado mientras cena y se relaje justo para la hora de irse a dormir.
3. Bañar en días alternos: Si algunos días vamos peor de tiempo que otros, puede ser conveniente establecer un horario de baño en esos días en los que estamos más pronto en casa, para no saturar de actividades al pequeño.
4. Ofrecer una merienda suculenta: Una merienda consistente, con farináceos (pan, cereales…), fruta y alimentos proteicos (carne, huevo, embutido…) puede ser una solución para llenar sus pequeños estómagos y estar bien alimentados. Antes de irse a acostar puede ofrecerse un vasito de leche caliente, que tiene las cualidades perfectas para favorecer el descanso nocturno.
5. Hacer dos comidas ligeras, merienda y cena, separadas solo por unas horas: Normalmente, si se ofrece la merienda habitual, el niño no va a tener hambre un par de horas después para una suculenta cena, pero si dividimos lo que ofreceríamos entre la merienda y la cena en dos comidas de similar aporte calórico, podremos ofrecerlas más juntas sin reparos. Una cena ligera es más fácil y rápida de comer incluso cuando el niño esta cansado.
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